Pastor Luis
Sánchez es pastor de la Amigos por Siempre congregación
de la Iglesia de
Santidad en Choluteca
y es subcoordinador de la denominación en la región.
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Cuando
hablamos de bendición, tenemos que decir: es el favor de Dios hacia nuestras
vidas en todas las áreas. Esto todos lo deseamos, y lo pedimos y buscamos del Señor;
pero también, El nos usa para llevar bendición a otras personas.
Cuando
hablamos que somos facilitadores, es el que transmite las bendiciones hacia
otra persona, es decir entonces, que somos los instrumentos por el cual Dios
lleva las bendiciones a quienes se lo piden.
Nuestra labor y función se vuelve importante y se requiere que
aprendamos a darnos cuenta que nos volvemos personas útiles en el reino cuando
ayudamos a través de nuestra vida a llevar bendición.
El regalo más
grande que Dios nos puede dar, es ser canales de bendición. Es importante
darnos cuenta de eso, nadie puede dar algo que no tiene. Damos lo que se nos da
y lo que recibimos, lo cual tiene un fin, transmitir bendición a aquellos que
han estado pidiendo al Señor y que reciben como respuesta a sus oraciones.
Miremos lo
que hizo Jesús: en cierta ocasión dice el relato bíblico en San Juan 6:1-13. El
tuvo compasión de la gente e hizo un milagro de tantos que hacía, alimentar a
una multitud. Esto comenzó con la provisión que llevaba un muchacho, sus cinco
panes y dos peces. Jesús ora al padre, se hace el milagro, lo da a los discípulos
que no les costó nada, pero facilitaron a la multitud la bendición. El muchacho
tuvo que despojarse de sus intereses para llevar la bendición a otros, de esa
manera, funciona en el reino. La multiplicación es producto de nuestra
obediencia sacrificial al despojarnos de lo que recibimos de parte de Dios para
bendecir a otros.
Lo que
tenemos; en las manos de Dios, es una multiplicación de bendiciones. ¿Cuál es
lo importante entonces?
· Dios es el que da las bendiciones
· Somos instrumentos de Dios para
llevar sus bendiciones
No podemos
quedarnos con ellos. Tenemos que llevarlas a quienes Dios tiene destinadas.
Debemos aprender en todo darle la gloria y honra a Dios y sentirnos bendecidos
en poder formar parte de lo que El hace y seguirá haciendo hasta que El venga.
Nosotros
oramos a Dios por cualquier cosa que nosotros consideramos que sería bendición
a nuestras vidas, familia, y ministerio. Él se mueve, y toca nuestros corazones
para dar, otros recogen esas bendiciones y las transmiten a quienes oramos por
ellas y facilitan estas bendiciones a quienes hemos orado. Esta es la dinámica
dl Reino de Dios. A Él sea la gloria por siempre.
“Sanad
enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echa fuera demonios; de gracia
recibisteis, dad de gracia.”
S. Mateo
10:8 RVR 1960
Somos
facilitadores de bendición.
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