25.4.12

Bautismos de la Iglesia Shalom

Por Aleyda Spetnagel
Siempre es de mucha bendición cuando en nuestra iglesia se celebran bautismos. Los corazones de los  miembros se llenan de gozo y alegría al saber que otros hermanos están cumpliendo con este mandato.  En lo personal, en estos bautismos hubo algo diferente que me llenó doblemente de bendición y alegría. Ya que entre los candidatos a ser bautizados se encontraba una de las personas más importantes en mi vida: mi padre.  Por el  cual por muchos años oré al Señor para que mi padre un día se rindiera a los pies de Cristo. Y mi Dios que es tan grande y maravilloso, supo dar respuesta a su tiempo a esta oración.  Me permitió ver  el cambio, la transformación  y sobre todo el gozo que ahora experimenta mi padre.
Hay un canto que la iglesia entona cuando cada uno de los hermanos son bautizados y en la letra se refleja el deseo que hay en sus corazones. El canto dice,
“Soy bautizado como manda el Salvador, que grande gozo siento yo en mi corazón; ya mis maldades las borró mí Salvador, quiero llegar puro y limpio a su mansión. Seguiré a mi Jesús, pues para mi lo del mundo se acabó y ayudado de su luz proseguir en sus caminos quiero yo. Adiós mundo que hasta ayer estuve en ti, donde el pecado destruía mi vivir, yo siento gozo desde que me bautice y de volver a pecar mejor morir.”
Al ver a  estos hermanos pasar por las aguas del bautismo nos llena de mucha satisfacción, porque sabemos que para ellos esto representa dejar al mundo atrás y servir solamente a Cristo.