18.10.11

Lluvia y mas lluvia

Hoy se cumplen ocho días de lluvia sin interrupción sobre la zona sur de Honduras.  Estas lluvias han provocado la crecida de quebradas y ríos que pasan por la ciudad de Choluteca y sus alrededores, lo que ha causado inundaciones severas en las casas que están a orillas de los mismos. Esto ha provocado daños tanto físicos como emocionales en las personas afectadas.  
Las instalaciones de la Iglesia Evangélica Shalom se han convertido en un centro de albergue para  doce familias que son miembros de nuestra Iglesia y que han sufrido los embates de este mal tiempo. Ellos no esperaran una segunda orden para dejar sus casas debido al clima desfavorable que se está teniendo estas últimas semanas. Ellos viven a orillas del rio Choluteca amenazados por la crecida de éste y por el temor de volver a vivir la experiencia que pasaron durante el Huracán Mitch en 1998.
La diferencia entre lo vivido durante el Huracán Mitch y las lluvias de hoy se encuentra en los testimonios de algunos de los hermanos que están en el albergue:

“Para el Huracán Mitch, no conocíamos de Dios, ni teníamos experiencia en esto de huracanes.  Salimos sin darnos cuenta de lo que iba a suceder.  Salí con mi familia solo con la ropa que llevábamos puestas aquel día, nada más cerramos la puerta de la casa y nos fuimos.  Ahora salimos a tiempo, con ropa, con platos y colchonetas.  Estoy feliz de conocer a Dios y a mis pastores que tanto nos han ayudado.  Yo me siento contenta de estar aquí junto con todos los hermanos que estamos pasando estas dificultades.  El dolor de uno es el dolor de todos y estoy dispuesta a ayudar y servir a mi iglesia.”  Maricela Linares.
“Gracias a Dios que a través de esa experiencia del huracán Mitch, yo llegue a conocer a Dios.  En ese tiempo yo estaba en San Pedro Sula.  Lo más difícil para mí fue que no podía comunicarme con mi familia (quienes vivían aquí en Choluteca) durante dos semanas porque los teléfonos no funcionaban y las carreteras estaban destruidas.  Tuve que venir a buscarlos: Gracias a Dios que ellos siempre me tenían en oración.  En esta ocasión estoy con todos ellos y estoy contento de que estamos juntos a pesar de estos momentos difíciles.” Gustavo Dávila.

“No se imaginan como me sentí al ver que la quebrada se salía de su lugar y empezó a inundar las casas poco a poco.  Miré a las personas que salían con el agua a la cintura y con lágrimas en sus ojos y con sus pertenencias en los hombros para que no se les dañaran.  Aunque yo no pase el Huracán Mitch en el Barrio Morazán, yo se que causó mucha tristeza y dolor a las personas.  Y ahora están recordando esos tiempos de nuevo, Dios pueda darles consuelo.”Fany Melgares

Dios trae esperanza a los desesperados y consuelo a los afligidos.  Él es la diferencia que nos hace gozar en los tiempos difíciles. 
Siempre esperamos en Dios que él proveerá lo necesario para sostener estas familias y a muchas más que están pasando por dificultades en estos días. Y que nos apoyemos unos a otros como dice la hermana Maricela, “El dolor de uno es el dolor de todos…” mientras esperamos que el sol vuelva a alumbrar con claridad sobre nosotros.

Estamos agradecidos con Dios y con todos que han contribuido algo para comprar comida para nuestros hermanos necesitados. Dios le bendiga.

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